Las raíces prehistóricas de Cunit se remontan a los primeros pobladores, que dejaron su huella en lugares como la cueva de la Sima de Sant Antoni, donde se han encontrado vestigios arqueológicos de su actividad. Durante el período de desarrollo de la cultura ibérica, Cunit estuvo habitado por la tribu de los cosetanos. En todo el término municipal se han encontrado varios asentamientos entre los que cabe mencionar el yacimiento del Fondo del Roig, en el que se han encontrado restos de cerámica de la época. El legado histórico nos lleva a hacer un salto hasta la Edad Media. La iglesia románica dedicada a San Cristóbal (siglo XII) es el testigo más destacado de la constitución del territorio de Cunit con un número de hogares permanente. En este mismo período de la Alta Edad Media, entre 1131 y 1162, el conde Ramón Berenguer IV donó el llamado castillo de Cunit al señor Dalmau de Cunit. De este castillo no queda ningún resto que pueda indicar su emplazamiento original. Por tradición popular ha quedado el nombre de castillo a la casa solariega situada a la derecha de la riera, casa que conserva en su interior elementos arquitectónicos antiguos. No obstante, el edificio está situado en un nivel más bajo que el pueblo, característica nada habitual en los castillos que cumplían tradicionalmente una función defensiva. El documento más notable que hace referencia a Cunit es la carta de población que otorgó el rey Jaume I, en 1274, al Castillo y pueblo de Cubelles y a la población de Vilanova de Cubelles, que se transforman en villas rurales. El término del Castillo de Cubelles lo componían en dicha época las cuadras de Vilanova, Rocacrespa, Segur y Cunit, con los lugares de Enveja (hoy Sant Joan) y Aderró (hoy Sant Gervasi). En todo el siglo XV, la peste negra causó una gran mortandad entre sus habitantes. A finales del siglo XVI, en Cunit sólo constaban diez familias.